21 abril, 2010

Fundamentos Ideológicos del Pensamiento Duartiano

Juan Pablo Duarte vivió experiencias y obtuvo conocimientos en el transcurso de su vida que muy pocos habitantes de la Isla de Santo Domingo tuvieron la oportunidad de alcanzar en su época.  Luego de finalizar la escuela secundaria, Duarte se vio imposibilitado de cursar estudios superiores debido a que el Gral. Jean Pierre Boyer, líder haitiano que ejecutó la ocupación en este lado de la isla ocho años antes, había cerrado la universidad.  Debido al ambiente de terror que se vivía, el ataque a la cultura y el potencial que el padre de Duarte veía en el Prócer, Don Juan José decidió enviar a su hijo a estudiar al exterior.  Duarte emprendió un viaje al exterior con un amigo íntimo de la familia Duarte Diez, el Sr. Pablo Pujol, con unos 17 años de edad.  El Sr. Pujol era un comerciante catalán que tenía negocios en diferentes partes del mundo.  Aunque el destino final de Duarte era Barcelona, España donde residiría con familiares de su padre, para cursar estudios superiores, la travesía lo llevó a Estados Unidos, Inglaterra, Francia y, finalmente, España.  Esto permitió que Duarte tuviera una visión amplia del mundo y consolidó los ideales libertarios de nuestro Padre de la Patria. 

Juan Pablo Duarte fue influenciado por los movimientos libertarios de Estados Unidos y Europa: todos lucharon por disolver regímenes monárquicos-autoritarios que imponían voluntades de unos particulares sobre las mayorías.  Tradicionalmente, los historiadores dominicanos han resaltado sólo las influencias europeas sobre los ideales duartianos.  Por ejemplo, en “Manual de Historia Dominicana”, Frank Moya Pons afirma que Duarte llegó “vivamente impresionado por los movimientos liberales que tenían lugar en España e Inglaterra, donde, al igual que en Francia existía...una ola de liberalismo político...”  Así, los historiadores han rechazado la influencia del movimiento libertario en Estados Unidos de América (EEUU) a raíz de su independencia en 1776 y sus fundamentos ideológicos.

En “El Cristo de la Libertad,” Joaquín Balaguer resalta la influencia de la primera parada del famoso viaje de Duarte: Nueva York.  “Duarte, conquistado por el ruido de Nueva York y por el carácter norteamericano, se regocija de tal determinación y se dedica con ahínco a aprender la lengua inglesa.”  El Dr. Balaguer resalta que Duarte percibía que “cada persona se siente dueña de un imperio como si su fuero íntimo oyera fermentar las energías de una individualidad poderosa.”  Durante su estancia en Nueva York, Duarte estudia Geografía Universal por varias semanas bajo la tutoría de míster W. Davis, según se recoge en la obra de Balaguer.

El ordenamiento del Estado ideado por Duarte refleja un esquema presidencialista con poderes limitados, similar al sistema político estadounidense, y no uno parlamentario como en Europa.  La separación de poderes en Ejecutivo, Legislativo, Municipal y Judicial con dos cámaras legislativas es muy parecido al estadounidense.  El peso y contrapeso entre esos poderes son la base para limitar el poder político.  Similar al sistema estadounidense, el Senado representa demarcaciones políticas; Estados en el caso de EEUU y Provincias en el caso Dominicano.  En ambos casos a la cámara baja se eligen representantes por cantidad de población; Cámara de Diputados en nuestro caso y Cámara de Representantes en EEUU.  También, el Poder Judicial tiene la palabra final en la interpretación de las leyes y es quien tiene el poder de dictaminar si una ley se apega o no a la Constitución.  Por último, Duarte incluye el Poder Municipal en el ordenamiento del Estado para mantener el poder descentralizado, evitando un poder central fuerte; esto es similar al sistema estadounidense, donde existen Estados con sus propias autoridades y leyes, manteniendo el poder federal restringido.

En su Manual, Moya Pons resalta la influencia de la constitución estadounidense en la redacción de nuestra primera Constitución.  Aunque se incluye la idea de peso y contrapeso entre los poderes del Estado en todas las constituciones dominicanas debido a que el Estado se divide en tres poderes, en los hechos no se ha practicado ese sistema de poderes limitados; nunca se incluyó el Poder Municipal esbozado por Duarte para mantener el poder central restringido.  La lucha de intereses, autoritarismo y clientelismo han teñido nuestra historia desde el inicio de nuestra República, siendo el Poder Ejecutivo el que ha manejado mayor poder sobre los demás poderes del Estado.

A raíz de la discusión de nuestra primera Constitución, se creó un período de ingobernabilidad cuando Pedro Santana se oponía a aceptar una “ley de leyes” donde se establecían límites al Poder Ejecutivo y el Congreso sirviera de contrapeso.  Luego de intensas negociaciones y amenazas de Santana, se impuso el autoritarismo de éste: se otorgó poderes extraordinarios, supuestamente temporales, al Presidente “pudiendo dar todas las órdenes, providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a responsabilidad alguna.”  Desde esa Constitución del 6 de noviembre de 1844, el autoritaristmo y la preeminencia del Poder Ejecutivo sobre los demás poderes del Estado han estado presentes.

El “Proyecto de Ley Fundamental” o Constitución de Juan Pablo Duarte refleja una marcada influencia de la Declaración de Independencia de EEUU, redactada por Thomas Jefferson, y de la Constitución de ese país, cuyo redactor principal fue James Madison;  como se sabe, Madison fue seguidor de Jefferson.  El “Proyecto de Ley Fundamental” o Constitución de Duarte es claro en cuanto al respeto a las leyes: Art. 1ero: “La ley es la regla a la cual deben acomodar sus actos, así los gobernados como los gobernantes.”  La misma debe ser “protectora y conservadora... de la vida, libertad, honor y propiedades individuales.” Art. 15: “...toda autoridad no constituida con arreglo a la ley es ilegítima y, por tanto, no tiene derecho alguno a gobernar ni se está en la obligación de obedecerla.”  También es claro en cuanto a los límites que debe imponerse a gobernantes. Art. 17: “la nación dominicana...no es ni podrá ser jamás parte integrante de ninguna otra nación, ni patrimonio de familia ni de persona alguna propia...”  El exceso de poder ejercido por particulares ha hecho que los derechos y las leyes no sean respetados, limitando nuestro desarrollo en general.

Como Jefferson y Madison, Duarte entendía que todos somos iguales ante la ley y ésta debe ser protectora de  la vida, la libertad y propiedades individuales, derechos inalienables otorgados por nuestro Creador.  Para asegurar estos derechos, los ciudadanos delegan poder al Estado, el cual debe ser limitado y responsable ante los ciudadanos.  Para estos grandes pensadores, el poder reside en las personas y éstos otorgan parte al Estado para funciones muy específicas, por lo que ningún poder debe ser ilimitado.  Percibían al Estado como un instrumento para servir a la comunidad y no intereses particulares.  El respeto a la ley, la prudencia y protección de los derechos individuales eran ejes centrales de los ideales de Duarte, Jefferson y Madison.

En conclusión, existen similitudes en los ideales de Duarte y los fundamentos ideológicos que sirvieron en la fundación de Estados Unidos como Nación que no encontramos en los libros de historia dominicana.  La percepción general de que el pensamiento duartiano es determinado exclusivamente por los ideales liberales europeos, es un mito.  Según nuestras investigaciones, las influencias de la sociedad estadounidense, su movimiento libertario y los documentos que dieron razón de ser a esa Nación norteamericana fueron más importantes.  Esto no implica que rechacemos influencias de ideales liberales que se propagaron por toda Europa en las fechas que Duarte residió en ese continente, principalmente a raíz de la Revolución en Francia de 1830 que dio lugar a una monarquía constitucional.  La secuela de este episodio que sucedió el mismo año que Duarte estuvo en París están claramente documentados en los libros de historia y seguro que influyó en el pensamiento de Duarte; la Revolución de 1830 tuvo repercusión en todo el viejo continente.  Sin embargo, los ideales esbozados en el “Proyecto de Ley Fundamental” o Constitución de Duarte reflejan similitudes al sistema estadounidense que impresionan, incluyendo el ordenamiento del Estado con poderes independientes que sirven de peso y contrapeso, un sistema presidencialista con dos cámaras legislativas con representación y funciones muy parecidas, un poder judicial independiente y la inclusión del Poder Municipal con el fin descentralizar el poder.  La implantación de los ideales de Juan Pablo Duarte basados en el “imperio de la ley”, la limitación de poderes a los gobernantes y el respeto de los derechos a la vida, la libertad , el honor y propiedades individuales son los retos de nuestra generación.

06 marzo, 2010

Dictadura y totalitarismo en Venezuela -Parte III

En las dos primeras partes de esta serie, abordamos cómo el Sr. Hugo Chávez ha implantado una dictadura encubierta en Venezuela a través del control de las instituciones políticas y la monopolización del poder económico por medio del asalto a la propiedad privada.  En esta parte tratamos las restricciones a las libertades civiles.  En específico, cómo el Sr. Chávez restringe las libertades de expresión, de prensa y asociación para llevar a Venezuela al totalitarismo.

El régimen del Sr. Chávez ha creado un patrón de violar los derechos de las libertades civiles de los venezolanos en la medida que restringe a los individuos de protestar pacíficamente, restringe a comunicadores sociales a expresar sus puntos de vista libremente y restringe los medios de comunicaciones que pueden tener una posición crítica hacia las políticas públicas que implementa el régimen.  Cada día que pasa las restricciones a los derechos individuales de los venezolanos se hacen más evidentes, lo que dejan ver claramente las intenciones del Sr. Hugo Chávez de controlar a Venezuela en su totalidad.


El régimen del Sr. Chávez viene demostrando su intolerancia e inconformidad con los medios de comunicación independientes desde hace tiempo.  Prueba de esto es el cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV) el 28 de Mayo del 2007, canal de televisión con frecuencia abierta con el mayor “rating” de Venezuela, con más de 53 años de operaciones. En una jugada para controlar los estamentos independientes del Estado, el Sr. Chávez incorporó al organismo regulador de las telecomunicaciones, Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) al Ministerio de Obras Públicas y Viviendas, poniendo en evidencia la falta de institucionalidad en Venezuela.  A pesar de haber acudido al Tribunal Superior de Justicia, RCTV no pudo reestablecer la señal abierta y recuperar equipos expropiados por el régimen del Sr. Chávez, lo que denota la politización de la justicia en Venezuela y la falta de separación de los poderes del Estado. 


Posteriormente, RCTV formó la empresa RCTV Internacional con sede en Miami para poder transmitir por señal privada a través del sistema por cable, lo cual inició su transmisión a 57 días luego de la no-renovación de la licencia de RCTV.  En pocos meses, este canal volvió a ser el preferido de los venezolanos y, sólo por esto, la suscripción de televisión por cable más que se duplicó en Venezuela.  Pero, esto no le agrada a Sr. Chávez, por lo que en Enero del año en curso su régimen ordenó a las diferentes operadoras de cable eliminar la señal de RCTV Internacional.  Como consecuencia de esta decisión, estudiantes y jóvenes venezolanos salieron a las calles a protestar por los excesos del régimen del Sr. Chávez al limitar la información independiente.  Estas protestas tuvieron lugar en diferentes ciudades durante varios días, pero fueron fuertemente reprimidos por la Guardia Nacional y policías locales.


Pero, este es sólo el caso más obvio de la violación a la libertad de expresión y de prensa en Venezuela; también Globovisión, canal de noticias las 24 horas, está bajo amenaza del régimen.  Por otro lado, el año pasado el gobierno venezolano cerró unas 34 estaciones de radio y se han suspendido 23 canales de televisión por cable hasta tanto no se ajusten las demandas de las autoridades.  Estas exigencias del régimen se amparan en la ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (popularmente conocida com Ley de Resorte) aprobada en Noviembre del 2005, la cual restringe la libertad de los medios de comunicación de transmitir programas según su mejor parecer en base a la demanda de los venezolanos.


La Ley de Resorte llega al extremo de imponer los tipos de programas que deben difundirse, el idioma castellano o traducciones, los horarios de cada tipo de programa, si los programas son de producción nacional o no, y obliga a los medios de comunicación a transmitir los mensajes oficiales.  Además, crea una Comisión de Programación y Asignación de Producción Nacional Independiente, un Directorio de Responsabilidad Social y un Consejo de Responsabilidad Social para regular y supervisar todo tipo de difusión y actividades de las emisoras de radio y televisión.  El Artículo 28 de la Ley de Resortes, sobre Sanciones, es muy riguroso y es el artículo más extenso de la ley, ocupando unas seis páginas.  Todo estos factores denota la importancia del régimen del Sr. Chávez de controlar los medios de comunicación y limitar la libertad de prensa.  A pesar de que se ha denunciado ante el Tribunal Superior de Justicia, la Ley de Resortes sigue tal cual se aprobó; como hemos sostenido, el Sr. Chávez controla el máximo órgano judicial y por esto le hace el juego político.


Escudados en esta ley, los funcionarios del régimen del Sr. Chávez se dan a la tarea de atacar, amedrentar e intimidar a diferentes comunicadores sociales independientes y críticos del régimen.  En este sentido, el régimen ha detenido y sometido a la justicia a diferentes comunicadores sociales y empresarios.  Una ONG de Venezuela, Espacio Público, contabilizó 154 casos de procesos judiciales en contra de periodistas venezolanos entre el año 2002 y el 2009; la mayoría de éstos lo consideran como casos políticos.  Ver esta noticia del periódico La Nación de Argentina sobre casos específicos de abuso contra comunicadores en Venezuela: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1228478 .


La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) se ha pronunciado en distintas ocasiones sobre las restricciones a la libertad de expresión y de prensa en Venezuela.  En su resolución final de la reunión en Paraguay de Marzo del 2009 resolvió “condenar los crímenes, hostigamiento y violencia contra periodistas, medios de comunicación y sus directores, hechos que caracterizan el preocupante acontecer venezolano"; ratificó el contenido de su Asamblea de Octubre del 2007 que denunció el "carácter totalitario y dictatorial del gobierno del teniente coronel Hugo Chávez"; exigió al régimen del Sr. Chávez “el cumplimiento de las sentencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a favor de los periodistas y directivos de Radio Caracas Televisión y Globovisión”; denunció "la continua práctica de utilización de las pautas publicitarias del Estado como elemento de presión contra los medios independientes por parte del gobierno del presidente Chávez"; añadió que "los gobiernos populistas que siguen los dictados del presidente venezolano Hugo Chávez intensificaron sus campañas de abuso contra las empresas mediáticas"; y, que "el presidente Chávez ha seguido su indesmayable tarea de humillar oficialmente a la prensa''.


Los casos expuestos en este artículo evidencian que en Venezuela existen violaciones flagrantes a los derechos fundamentales de sus ciudadanos a recibir información objetiva e independiente.  Sin embargo, estos casos son sólo algunos ejemplos que ponen en evidencia un patrón del régimen del Sr. Chávez para imponer su voluntad.  Todo esto implica que los comunicadores sociales y los medios de comunicación se autocensuren para evitar ser perseguidos por el régimen.  Es decir, no se necesita la implantación del terror sobre medios y comunicadores en específico para alcanzar el objetivo de limitar las informaciones que se difunden en Venezuela, sino que el sólo hecho de existir una amenaza potencial, implica que muchos medios de comunicación y periodistas limiten el tipo y cantidad de información que se transmite al público en general.  Obviamente, esto va en contra de una sociedad libre y es radicalmente opuesto a los ideales de Juan Pablo Duarte que, como hemos sostenido, tienen aplicación a toda sociedad y en todo momento.


En esta serie hemos demostrado cómo el Sr. Hugo Chávez ha limitado los derechos a la vida, libertad, honor y propiedad de los venezolanos para imponer un régimen autoritario.  El control y politización de las instituciones públicas, la monopolización del poder económico a través del asalto a la propiedad privada y las restricciones a las libertades de expresión, de prensa, de asociación y difusión de ideas divergentes al régimen se constituyen en los pilares principales para la centralización del poder en Venezuela.  De esta forma, el régimen del Sr. Chávez se ha convertido en una dictadura, la cual está en camino al totalitarismo.

18 febrero, 2010

Dictadura y totalitarismo en Venezuela -Parte II

En la primera parte de esta serie, nos referimos al aspecto político de los sucesos en Venezuela. Dado que el poder político lo ejerce una sola persona y ese poder es ilimitado, concluimos que en Venezuela existe una dictadura encubierta, en camino al totalitarismo. Como indicamos, el Sr. Hugo Chávez controla prácticamente todas las instituciones políticas como el Congreso Nacional, la Corte Suprema de Justicia, las Fuerzas Armadas y el Consejo Nacional Electoral, entre otras. El camino al totalitarismo del Sr. Chávez es posible sólo si, además de las instituciones políticas, monopoliza el poder económico en sus manos.  En esta parte de nuestra serie nos referimos al aspecto económico del régimen del Sr. Chávez en Venezuela, dado que tiene un impacto tanto en el aspecto político como en lo social.

La libertad económica le da sustento a las libertades políticas y civiles, en la medida que las personas pueden elegir sus propios destinos, intercambiar y relacionarse con los demás, sólo si se respeta el derecho a la propiedad privada.  En este sentido, Juan Pablo Duarte entendía que uno de los derechos fundamentales para que una sociedad fuese genuinamente libre era el derecho a la “propiedad de los individuos”, como se lee en su proyecto de Ley Fundamental o Constitución.  Para Duarte, el derecho a la propiedad privada era uno de cuatro pilares fundamentales para el ordenamiento de una sociedad libre; los demás derechos fundamentales que menciona son los derechos a la vida, la libertad y el honor.

Desde el punto de vista económico, el Sr. Chávez ha ido centralizando el poder en sus manos, similar a lo que ha sucedido desde el punto de vista político.  En este sentido, el Sr. Chávez politizó el Banco Central de Venezuela y la empresa Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) como parte de su estrategia de centralizar todo el poder.  En adición al control y politización de la emisión de la moneda local, el Sr. Chávez ha controlado el intercambio del Bolívar con monedas extranjeras, imponiendo precios ficticios en los tipos de cambio, que distorsionan la asignación de recursos escasos en la economía.

El Sr. Chávez ha nacionalizado múltiples empresas y, constantemente, propiedades privadas se ven afectadas para engrosar el poder de este déspota.  Se estima que en los 11 años en el poder, el Sr. Chávez ha afectado 40,000 propiedades privadas que incluye desde pequeñas parcelas hasta grandes empresas, cuyos propietarios no han sido compensados por el valor de mercado.  Cada día que pasa esta política toma mayor fuerza y dimensiones.  En el 2007, el Sr. Chávez estatizó la Electricidad de Caracas, la CANTV (principal proveedor de servicios de telecomunicaciones) y la Franja del Orinoco (extensa zona petrolera de Venezuela); las norteamericanas Exxon  Mobil y Conoco se retiraron cuando se planteó formar empresas mixtas por la falta de seguridad jurídica.  En el 2008, se estatizaron las cementeras Cemex (mexicana), Holcim (suiza) y Lagafe (francesa); también, la Siderúrgica del Orinoco (italo-argentina en 60%) y el Banco de Venezuela (del grupo español Santander).  En los últimos tres meses el régimen del Sr. Chávez ha intervenido, cerrado o nacionalizado 11 bancos y ha intervenido seis empresas operadoras del mercado de valores. Sólo el pasado 17 de enero el Sr. Chávez nacionalizó la cadena de supermercados Éxito (de capital francés, colombiano y venezolano) bajo la excusa que estaban especulando con los precios.  Estos son sólo algunos ejemplos de la violación a los derechos de propiedad que suceden a diario en Venezuela.

El Sr. Chávez ha restringido la capacidad de los venezolanos para intercambiar libre y voluntariamente, ha impuesto controles de precios y controles cambiarios para supuestamente limitar los incrementos de precios, y ha restringido el movimiento de mercancía y de capitales privados hacia y desde Venezuela.  Con la estatización de los bancos e instituciones financieras, el Sr. Chávez tiene el control del crédito; decide hacia qué sectores se dirige y quién tiene acceso al crédito.  Como es de suponer, la dirección del crédito se ha politizado y sólo los que apoyan al régimen tienen acceso al crédito.  Obviamente, el principal beneficiado es el régimen del Sr. Chávez, dado que los déficit fiscales se financian con ese crédito.

A pesar de todas las medidas y la expropiaciones de empresas de alimentos y servicios públicos, la escasez de productos y servicios básicos está más presente que nunca en Venezuela.  Las medidas del Sr. Chávez han provocado que la inflación haya sido de 25% en el 2009, según cifras oficiales.  Con la escasez que se presenta en la actualidad y con el nivel de politización de las instituciones públicas, podemos suponer que la inflación fue mucho mayor de lo que ha reportado el Banco Central de Venezuela. Está claro que en la medida que se profundiza el asalto a la propiedad privada, la situación se agrava.

En la actualidad existe racionamiento de agua y energía eléctrica en Venezuela.  Siendo un país petrolero, uno pensaría que no habría problemas de energía eléctrica.  Sin embargo, en Venezuela los apagones son parte del diario vivir y el panorama no debe ser extraño para los dominicanos.  Para el 2008, en Venezuela no había déficit en capacidad de generación pues se producían unos 22,500 megavatios y la demanda pico rondaba por los 16,000 megavatios.  Sin embargo, una tercera parte de la energía se pierde entre ineficiencias y robos; de la mitad que se distribuye, se factura sólo el 50% y sólo la mitad de las facturas se pagan realmente.  Más aún, el servicio de energía eléctrica es subsidiado, pero el gobierno no paga a tiempo esos subsidios por problemas fiscales.  Junto a la ineficacia gerencial por la politización de las empresas eléctricas, no existen inversiones para el mantenimiento, modernización ni para la expansión de las redes eléctricas. 

Cualquier economista sabe que el nivel de producción de un país depende del nivel de inversiones.  En la medida que se producen inversiones de capital en una economía, la productividad de los trabajadores aumenta y, en consecuencia, el nivel de ingreso se incrementa.  Lo que está sucediendo en Venezuela es todo lo contrario; es decir, existe una des-inversión en la economía venezolana.  Las empresas establecidas están abandonando el país, fábricas están cerrando y los capitales están saliendo de Venezuela.  El simple hecho de no reponer inversiones para mantener bienes de capitales funcionando óptimamente indica que hay des-inversión en una economía.  Es decir, si no se invierte por lo menos en la depreciación de maquinarias y equipos, implica que se está reduciendo el “stock” de capital y, por consiguiente, la capacidad de producción.  La falta de seguridad jurídica y la violación a los derecho de propiedad son las principales causas por lo cual la inversión se está reduciendo y no hay incentivos de que se generen nuevas inversiones en Venezuela.  En consecuencia, el nivel de ingresos de los Venezolanos se ha reducido y, junto con la escasez y la inflación, la calidad de vida se deteriora día a día.


En resumen, el régimen del Sr. Chávez se ha encargado de limitar la propiedad privada y monopolizar el poder económico para alcanzar su objetivo de controlar a Venezuela en su totalidad.  Como siempre, la excusa es que se trabaja para beneficiar al pueblo, pero quienes salen más perjudicados son las grandes mayorías.  Sólo la minoría en el poder o que apoya al régimen del Sr. Chávez se benefician.  La libertad económica implica una descentralización de las decisiones económicas, que apoya las libertades políticas y civiles en una sociedad.   En la medida que el sector privado se expande y se democratiza el poder económico, las organizaciones civiles pueden obtener financiamiento independientes de las decisiones políticas y del Estado. Esto es lo que el Sr. Chávez no acepta, por lo que restringe al sector privado en el proceso de llevar a Venezuela al totalitarismo.  Los ideales de Juan Pablo Duarte son radicalmente opuestos a lo que hace el Sr. Hugo Chávez en Venezuela, en la medida que deben respetarse los derechos a la vida, la libertad, el honor y la propiedad de los individuos para alcanzar una sociedad libre.

06 febrero, 2010

Dictadura y totalitarismo en Venezuela -Parte I


Desde hace 11 años Venezuela vive un proceso de consolidación del poder político y económico en manos Hugo Chávez, limitando las libertades civiles para alcanzar esos fines.  Como todo régimen totalitario, el Sr. Chávez ha apelado al nacionalismo extremo y ha denunciado las potencias extranjeras, principalmente “el imperio yanqui”, como culpables de la desgracia que hasta el momento de su llegada al poder vivía Venezuela.  Sin embargo, los responsables del destino de cada Nación hay que buscarlos a lo interno y no fuera de sus fronteras.  Por otro lado, la violación a los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad privada es un requisito previo a toda concentración del poder en manos de unos pocos en cualquier sociedad.

Venezuela vivía un proceso de deterioro importante desde el punto de vista político y económico durante décadas antes de que Chávez llegara al poder.  Desde principios de los 80s, los precios del petróleo disminuyeron, luego del “boom” petrolero de los 70s.  Las ventas de petróleo en el exterior representaban un 70% de sus exportaciones y un 65% de los ingresos fiscales.  La reducción de los ingresos petroleros y políticas económicas populistas llevadas a cabo por los dos partidos que se repartieron el poder político durante casi tres décadas (COPEI y Acción Democrática) implicaron que la situación económica y social se tornara insostenible.  En consecuencia, se presentaron desequilibrios económicos importantes y la deuda externa se incrementó sensiblemente, al tiempo que la pobreza y la inequidad se profundizaban. 

Este deterioro político, económico y social en Venezuela fue posible porque no se implantó un Estado de Derecho o Imperio de la Ley donde se respetaran los derechos individuales a la vida, la propiedad privada y la libertad.  Por el contrario, el poder se repartía entre unos pocos grupos que se beneficiaban de la corrupción administrativa y gozaban de privilegios irritantes a expensas de las mayorías.  En una coyuntura de gran debilidad institucional y económica, en Venezuela fue posible que surgiera un líder como el Sr. Hugo Chávez.

Desde el punto de vista político, el Sr. Chávez ha centralizado el poder a través del control del Congreso Nacional, la Corte Suprema de Justicia, las Fuerzas Armadas, el Consejo Nacional Electoral, la empresa petrolera PVDSA, el Banco Central y casi todo el gasto público.  Para estos fines el Sr. Chávez cambió la Constitución de Venezuela, que incluyó el cambio de nombre de ese país, ha utilizado la figura del Referéndum para buscar la reelección presidencial, y ha utilizado el gasto público a su antojo para comprar conciencias y mantenerse en el poder a cualquier costo.

Los incrementos de precios del petróleo en años recientes trajeron más municiones al Sr. Chávez para lograr sus propósitos de centralizar el poder político y económico, y preparar el camino para convertirse en un dictador.  Por otro lado, la corrupción en el régimen autoritario del Sr. Chávez ha sido galopante, se ha utilizado para la concentración del poder, y parecería que excede la corrupción que en años anteriores a su régimen; además, el narcotráfico parece haber encontrado un refugio en ese régimen. Ver informe sobre corrupción de Venezuela “De Petroestado a Narcoestado: La corrupción política en la Venezuela de Hugo Chávez” preparado por una ONG venezolana, CEDICE; en http://www.elcato.org/pdf_files/gcoronel-corrupcion-venezuela.pdf .

En diferentes escenarios hemos visto cómo los conceptos de democracia y elecciones por medio de sufragios universales se confunden con el término de libertad.  En este sentido, el hecho de que exista un proceso donde los ciudadanos acudan a emitir un sufragio no implica que exista libertad en una sociedad.  Los dominicanos conocemos bien este asunto y cómo se manejan las elecciones para aparentar abiertas y transparentes.  El General Rafael Leonidas Trujillo llegó al poder por medio de elecciones, con una Junta Central Electoral integrada por miembros favorables al candidato Trujillo; esto, luego de que sus miembros legítimos renunciaran en pleno, diez días antes de las elecciones por el ambiente de terror que se había implantado.  También, vivimos episodios de elecciones con sufragios supuestamente abiertos y transparentes en los 70s que no eran más que pantallas.

La libertad se da cuando todo ser humano en una sociedad tiene la capacidad de determinar sus propios fines, elegir los medios que le parezcan los más adecuados para alcanzar sus objetivos y actuar en consecuencia, siempre y cuando no viole los derechos individuales de los demás.  Se supone que el Estado sea un ente que debe impartir, cumplir y hacer cumplir las leyes para que exista un orden social espontáneo donde cada quien viva de acuerdo a sus propósitos.  En esto, se otorga ciertos poderes,  autoridad y mando con facultades de coerción al Estado para mantener ese orden social, velando por la seguridad jurídica e impedir la violación de los derechos individuales por elementos antisociales.

Por otro lado, una democracia es realmente funcional sólo cuando se respetan los derechos individuales de los ciudadanos y el sufragio se ejerce libre de injerencias y presiones políticas, de la corrupción y del chantaje.  De lo contrario, unas elecciones  pueden servir sólo de pantalla para consolidar un poder que no sea legítimo, aunque fuese legal.  Como nos enseñó Juan Pablo Duarte, es importante que exista peso y contrapeso en la distribución de poder en el Estado.  Para estos fines, los poderes deben distribuirse en diferentes ramas, limitando la capacidad de discrecionalidad de los gobernantes, del abuso y la concentración del poder en pocas manos.  De lo contrario, se corre el riesgo de que se centralice el poder político y unos pocos gocen de privilegios irritantes a expensas de las mayorías.

Cuando el ente que tiene el poder y la autoridad con facultad de coerción se ejerce por una sola persona y es quien viola los derechos de propiedad, las leyes, utiliza la corrupción y restringe las libertades políticas, económicas y civiles de los ciudadanos, estamos hablando de una dictadura.  No importa si utiliza elecciones con sufragios universales para mantenerse en el poder, que la mayoría de las veces no son realmente abiertas y transparentes; cuando se dan estas características, estamos en presencia de un régimen autoritario. 

El pasado día 4 de Febrero del año en curso, el Sr. Hugo Chávez celebró el 18avo aniversario del fallido intento de Golpe de Estado que este mismo lideró en 1992.  Anunciando ese día como el “Día de la Dignidad Nacional” y que el socialismo se consolidaría en el año 2030, el Sr. Chávez deja ver sus intenciones de perpetuarse en el poder mientras vida tenga.  En Venezuela, el poder se concentra en manos de un solo hombre, el poder es ilimitado y se ejerce discrecionalmente. En consecuencia, estamos en presencia de una dictadura encubierta y un régimen que va en camino al totalitarismo.

27 enero, 2010

La crisis de Haití no es nueva

Mucho se ha hablado sobre Haití en los días después del terremoto y parecería que el mundo sólo pone atención cuando sucede una tragedia de la magnitud que presenciamos.  Sin embargo, Haití ha vivido en una tragedia desde su fundación como Nación.    Desde su fundación, Haití ha tenido gobiernos tiránicos y notoriamente corruptos; el abuso de poder y gobernantes déspotas han sido la regla durante más de dos siglos luego de su independencia.  Por consiguiente, en Haití nunca ha existido respeto a los derechos individuales: a la vida, la libertad y la propiedad privada.  De hecho, el padre de la patria haitiana, Jean Jaques Dessalines, fue declarado EMPERADOR VITALICIO a raíz de  la independencia en 1804.  Como se sabe, Haití se convirtió en la segunda Nación del hemisferio occidental luego de los Estados Unidos de Amérca (1776).  

Con su independencia, Haití pasó de una explotación de su colonizador a través de un sistema económico insostenible (esclavitud) a otra forma de explotación por parte de sus propios gobernantes (y asociados) que en el fondo se fundamentaban en lo mismo: poder y privilegio de unos pocos a expensas de las mayorías.  Esta falta de cultura de respeto a los derechos individuales a la vida, la propiedad y la libertad debido a la centralización y abuso de poder en pocas manos son las causas principales del estado de situación de pobreza de Haití y de todos los países del tercer mundo, incluyendo nuestro país.  Lamentablemente, muchos señalan a las potencias extranjeras como responsables del desastre político y económico que ha sido Haití desde su fundación, pero la verdad es que cada Nación es responsable de su destino.  Es cierto que potencias extranjeras han incursionado e incluso invadido militarmente a Haití (y otros, incluyendo nuestro país).  Sin embargo, esto es posible sólo cuando un país es débil desde el punto de vista político y económico.  Me pregunto si esas potencias extranjeras hubiesen actuado de esa forma si Haití (y otros) hubiera creado un sistema económico que tuviera como resultado la generación de riquezas para pagar su deuda y un sistema político basado en la democracia e instituciones funcionales.

El único sistema que puede crear esas condiciones es el que describió Juan Pablo Duarte en su proyecto de Constitución, que tiene aplicación universal y en toda época: respeto a los derechos individuales (libertad, vida y propiedad privada), a las leyes y las instituciones para la protección de esos derechos.  Este sistema no se ha implantado del todo en ningún lado de la isla, pero mucho menos en Haití.  La crisis de Haití viene mucho antes del terremoto y sus consecuencias eran obvias: ingreso per cápita de menos de US$400 anual.  Por otro lado, las condiciones económicas que se han creado a través de los años en Haití han provocado que la depredación sea parte del diario vivir: 98% del territorio haitiano está desforestado.

Desde hace años he estado abogando porque la comunidad internacional y los dominicanos pongamos atención a Haití.  En el año 2004, cuando tenía una columna semanal en El Caribe, escribí dos artículos con respecto a Haití y la crisis política que atravesaba en ese entonces, llamando la atención a la comunidad internacional.  Más adelante, cuando estuve como Consultor del BID en el 2008, formé parte de un equipo de trabajo en la preparación de un proyecto bi-nacional para el desarrollo de microempresas en la frontera.  En esa ocasión tuve la oportunidad de participar en una misión que se reunió con diferentes estamentos de las autoridades dominicanas y haitianas, además de grupos de la sociedad civil.  La misión se trasladó en carro desde Santo Domingo a Puerto Príncipe y pude constatar los problemas económicos, políticos y sociales que vivía Haití de primera mano.

Ahora bien, Haití acaba de sufrir un desastre natural que todos debemos tener misericordia y ayudar en lo que podamos en medio del dolor.  Creo que lo más importante es orar para que nuestro Dios Todopoderoso abra la mente y los corazones de los haitianos con el fin de que lo reciban como Señor y Salvador.  Por otro lado, tanto Haití como la comunidad internacional deben aprovechar esta oportunidad para iniciar de cero la reconstrucción no sólo físicamente de una Nación, sino desde las bases en que se sustenta toda una sociedad.  Se debe adoptar una agenda para promover una sociedad libre basada en el respeto a los derechos individuales (a la vida, la propiedad y la libertad), las leyes y las instituciones.  Además, se debe abrir las fronteras a las inversiones extranjeras y el comercio internacional sin restricciones, implantando un régimen impositivo sencillo con tasas bajas para promover el ahorro, el consumo y la inversión.  Esta agenda no sólo aplica a Haití, sino también a la República Dominicana.


25 enero, 2010

Juan Pablo Duarte: ayer, hoy y siempre

En 1838, con 25 años de edad, fundó la organización secreta “La Trinitaria” con el fin de forjar una Nación libre e independiente de toda dominación extranjera y/o de persona alguna. Bajo el lema “Dios, Patria y Libertad”, Juan Pablo Duarte lideró un grupo de valientes patriotas en contra de una tiranía brutal, hasta instaurar la República Dominicana el 27 de Febrero de 1844.  Pero, la historia dominicana ha sido determinada por luchas de intereses particulares desde su fundación.  Este 26 de Enero, día del nacimiento del Padre de la Patria dominicana, nos preguntamos: ¿qué podemos aprender de Duarte y sus ideales para alcanzar una sociedad verdaderamente libre? El “Proyecto de Ley Fundamental” o Constitución de Duarte refleja las ideas políticas más acabadas del Prócer.

Los ideales duartianos giran alrededor de los derechos inalienables con los cuales todos nacemos, otorgados por nuestro Creador: derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad privada.  En el Proyecto de Duarte, se lee: “La ley, salvo las restricciones de derecho, debe ser conservadora y protectora de la vida, libertad, honor y propiedades del individuo.”  Duarte entendía que cuando se otorga poderes ilimitados al ser humano se crean privilegios excesivos y se abusa del poder.  El Prócer indica que ni la propia ley puede violentar los derechos individuales: “Ningún poder de la tierra es ilimitado,..., ni el de la ley tampoco”. También, “Todo poder dominicano está y deberá estar siempre limitado por la ley y esta por la justicia...” Finalmente, “En lo que no están de acuerdo nuestros libertos es en lo del amo que quieren imponerles al pueblo,” al referirse a regímenes extranjeros y/o autoritarios.

Como libertario que era, Duarte entendía que el gobierno debía ser responsable y limitado en su intervención en la vida pública: “Puesto que el gobierno se establece para bien general de la asociación y de los asociados,..., es responsable en cuanto a sus actos.”  Con la visión de que el Estado debe ser un instrumento de la comunidad y con el fin de limitar el poder en manos de unos pocos, la división de poderes juega un papel esencial en la organización del Estado duartiano: “Para la más pronta expedición de los negocios públicos se distribuye el gobierno en Poder Municipal, Poder Legislativo, Poder Judicial y Poder Ejecutivo.”

El Padre de la Patria dominicana esbozaba un Estado de Derecho o Imperio de la Ley, donde todos los ciudadanos son medidos bajo la misma vara; incluso, los servidores públicos.  Duarte entendía que el poder que adquiere el Estado es otorgado por los ciudadanos para tareas específicas y limitadas por la Ley Fundamental o Constitución.  En consecuencia, nadie debe estar por encima de la ley: “La Nación dominicana...es libre e independiente, no es ni podrá ser integrante de ninguna Nación, ni patrimonio de familia ni persona alguna propia...”

Actualmente, la República Dominicana va a adoptar una nueva Constitución que está llena de parches impuestos por intereses particulares y no refleja un marco de principios generales para el bien común, como planteara Juan Pablo Duarte en su “Proyecto de Ley Fundamental”.  Estamos viviendo en un momento crítico de nuestra historia republicana y los ideales de Juan Pablo Duarte han estado en el baúl del olvido desde la fundación de la Patria.  La Constitución dominicana se ha modificado en 37 ocasiones desde la primera Constitución del 6 de Noviembre de 1844.  

Muchos utilizan el nombre de Duarte para diferentes fines, pero pocos reflexionan sobre el  significado real de sus ideales. Los ideales de Duarte son vigentes en cualquier época y tienen aplicación universal.  Son estos ideales la razón de ser de este nuevo espacio disponible para el mundo: Rincón Duartiano.  Bajo la óptica duartiana es que se realizarán análisis y se presentarán propuestas en diferentes aspectos a nivel local e internacional.  Esperamos que este espacio sirva de foro abierto para discusiones e intercambio de ideas sobre economía, política, historia y filosofía.  En este día, nos quitamos el sombrero y hacemos reverencia por Juan Pablo Duarte. ¡Dios, Patria y Libertad!